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Reflexiones a bocajarro (II)

De antemano pido disculpas si la lectura resulta algo caótica en cuanto a contenido, pero es lo que tienen la reflexiones a bocajarro…conecto las ideas tal y como me vienen a la cabeza… Espero que os guste.

Vivimos en un mundo extraño. Son innumerables los problemas que afectan a la humanidad, crisis económica en los países desarrollados, hambruna en el cuerno de África, terrorismo internacional, conflictos bélicos en numerosos países, vulneración de los derechos humanos en potencias económicas de primer orden…
Al mismo tiempo vivimos en un mundo tan frenético que los problemas que hace dos semanas estaban en primera plana de todos los periódicos hoy quedan como vagos recuerdos, de algo que pasó, que era importante, pero que ya no lo es, porque hay otra cosa que ocupa su lugar.

Muchos se preguntan cuál es la fórmula mágica que ponga fin a estos problemas, y todos, incluido yo (no me salvo por el hecho de escribir estas palabras) ignoramos que hace más de 2000 años un hombre nos dio esa fórmula mágica. Como bien sabéis ese hombre es Jesucristo. Y la fórmula es muy simple, “amaos los unos a los otros como yo os he amado”.
¿Por qué no aplicamos esa fórmula? No creo que tenga la capacidad para dar una respuesta definitiva a esa cuestión. Sin embargo, voy a aventurar algunas de las posibles causas, que en mi opinión impiden que ello sea así.

El ser humano es tremendamente egoísta, con esto no estoy descubriendo nada nuevo. No obstante, vivimos en un mundo tan materialista y frenético, como decía antes, que no podemos pararnos a pensar en el que tenemos al lado; un mundo donde primero estamos nosotros, luego nosotros y luego los nuestros, y si me sobra algo de tiempo, y tengo ganas, puedo hacer algún acto de buena voluntad. La sociedad consumista y capitalista que impone la realidad económica actual, es la que nos aliena de un modo tan brutal que ni siquiera nos damos cuenta de que es probable que después de nuestra vida terrenal exista un más allá.
Desde luego plantearse esta cuestión es de lo más incómodo, sobre todo si nuestros actos en la vida que conocemos condicionan la supuesta vida futura. Y más aún para que voy a pensar en algo que no sé si existe o no. Y todavía más, si no existe ningún argumento científico que asegure un más allá, lo tengo claro, el más allá no existe, es un invento de las religiones para que no pequemos, para limitar nuestra libertad, para impedirnos hacer lo que queramos.
Y es aquí donde el egoísmo alcanza el clímax, ¿para qué me voy a molestar en hacer algo que no me va a reportar ninguna utilidad? Algunos pueden contestar: “para sentirme bien conmigo mismo” e inconscientemente están dando una muestra más de su egoísmo, “sentirme bien conmigo mismo” estoy buscando mi utilidad.
Otros pueden contestar: “porque está bien ayudar a los demás”, pero ¿por qué está bien ayudar a los demás? El otro día me hacía la misma pregunta, y no me fue fácil darle respuesta, pero creo que di con una respuesta que se acerca al meollo de la cuestión: Porque lo necesitan. Nos necesitamos los unos a los otros para poder alcanzar nuestra plenitud, para realizarnos como personas, y este es precisamente uno de los mensajes que nos da Cristo (Mateo 25, 31-46).
¿Pensad por un momento si los 7000 millones de personas que somos en el planeta hicieran todo esto a la vez? Haced un esfuerzo y pensad que ocurriría. Yo sólo puedo imaginar un mundo sin guerras, sin hambre, sin injusticia, sin odio, sin maldad… Por favor, cerrad los ojos y considerar esa posibilidad, tan sólo tenéis que tomar 10 segundos de vuestro tiempo.
Supongo que algunos de los que lean esto pensarán que estoy como un cencerro, pero a ellos les digo, ¡no os quedéis ahí parados! Ponedlo en práctica, probad a hacerlo una sola vez, no os rajéis argumentando que eso no va a servir de nada, haciendo se hace y no haciendo no se hace.

Estas reflexiones de hoy vienen a cuento de la visita a España del Papa y de que yo soy católico, por tanto soy cristiano y creo en Dios. Sé que hay gente que cree en Dios pero no ven con buenos ojos a la Iglesia Católica, critican la pompa y el boato del Vaticano de sus actos y demás topicazos. Y otros simplemente creen que la religión es el opio del pueblo, que es un invento. Otros pueden profesar otras religiones, y en esto no voy a entrar porque no las conozco todas en profundidad, pero de algo estoy seguro, toda religión que tiene una historia milenaria tiene fundamentos sólidos, de lo contrario, al igual que otras muchas (mitología griega, romana, egipcia… y otras religiones que han desaparecido) ya habrían desaparecido.

No se puede negar legitimidad a una religión por los errores que sus miembros han cometido, porque la legitimidad no se encuentra en la religión, se encuentra en el mensaje que esa religión propaga. Y el mensaje que trae el Papa, y que predica la Iglesia, con sus errores, con sus deficiencias y con sus faltas es básicamente al que he aludido anteriormente. Un mensaje de Amor y de Respeto por el ser humano.

Nos empeñamos en destacar lo negativo de las cosas, en que esto se podría hacer de otra forma, en que “yo no lo hubiera hecho así” (vuelve el egocentrismo)… pero se da la paradoja de que mientras tú te estás quejando o discrepando, la Iglesia está haciendo las cosas lo mejor que puede, y no presume de ello, y sabemos que todo se puede mejorar, y comete errores, y existen actos por los que deben ser condenados, y lo están siendo. Todos somos seres humanos, incluidos los sacerdotes, incluido el Papa, y no se puede exigir la perfección absoluta a ningún ser humano; puede que a la hora de criticar debamos tener presentes todas estas cosas.
En el Facebook de muchos amigos estos días leía: PEGA ESTO EN TU MURO SI ESTAS DE ACUERDO CON QUE BENEDICTO XVI SE QUEDE EN CASITA Y SE ENVIEN A SOMALIA TODOS LOS MILLONES QUE CUESTA SU VISITA A ESPAÑA… CADA 6 MINUTOS MUERE UN NIÑO y yo me preguntaba cada vez que lo leía, ¿cuánto habrán mandado cada una de estas personas a Somalia para hacer tal pregunta? ¿Saben cuántos misioneros evitan que en esos 6 minutos no mueran más niños? ¿Sabrán la cantidad de dinero que la Iglesia y sus fieles enviamos todos los días a ayudar a los más necesitados?
Puede que el problema esté en que como la Iglesia, a lo largo de su historia, siempre lleva haciendo todas estas cosas no sepamos valorarlo en la actualidad. Es verdad que también ha hecho cosas horribles, lo sé, pero las dejó de hacer o lo está haciendo, ya sé que es fácil recurrir a la hemeroteca y hablar de casos de pederastia, de la Inquisición y demás atrocidades, algunas de las cuales se han hecho en nombre de Dios, pero esto no significa que Dios lo haya querido, no seáis tan ingenuos de pensar eso.

No pretendo cambiar la manera de pensar de nadie con estas reflexiones, al igual que la Iglesia no impone su doctrina al que no quiera seguirla, decir que la Iglesia o la religión coartan nuestra libertad es la mayor falacia que he se ha dicho nunca. Otra cosa distinta es que algunos quieran hacernos creer que la Iglesia nos impone un modo de vida. Como he dicho la Iglesia no impone, invita, cada uno es libre, para seguir su opción religiosa, o no, para buscar su Verdad, y para seguir su camino. Y yo creo que esta es la grandeza de la Iglesia Católica, que vive y deja vivir, siempre me hago la misma pregunta ¿Qué le importa a un ateo que la Iglesia diga que está en contra del aborto? ¿Qué le importa a un agnóstico que la Iglesia no recomiende la utilización del preservativo con la finalidad de que la sexualidad no se convierta en algo banal (esta es la intención señores)? ¡¡¡Si a ellos no va dirigido el mensaje!!!

En respuesta a la carta a Benedicto de la revista Rolling Stone

Acabo de leer esta carta y no he podido evitar dejarles esta respuesta:

La carta a Benedicto rebosa demagogia por los cuatro costados. No he leído algo tan demagogo en muchísimo tiempo, y eso que resido en España, donde la demagogia es deporte nacional.
No leo esta revista habitualmente, pero sí que la he comprado en alguna que otra ocasión, o mucho ha cambiado, o me parece a mí que de economía recoge poco artículos, así que la exposición inicial de la carta, hablando de la situación de nuestro país, y de Madrid concretamente, me parece de lo más demagogo, puesto que no tiene ningún sentido mezclar la crisis con el descuento del 80% que se va a hacer a los peregrinos. Si la JMJ no se celebrara en España, no se obtendría nada, ni el 20% del billete, ni el posible impacto económico que puede generar la visita del Papa, al que por cierto en esta carta no se hace ninguna referencia.
En cuanto a los conserjes de los colegios, ¿por qué no dicen cuanto van a cobrar por interrumpir sus vacaciones? No lo dicen, solo dicen que les interrumpen sus vacaciones y están muy molestos, y el que redacta la carta se queda tan ancho, como se nota que esta revista no se dedica habitualmente a este tipo de periodismo.
Luego viene la crítica a los patrocinadores, reproduzco la frase: «Que la Iglesia acepte fondos de entidades que han provocado el hundimiento económico de honradas familias cristianas, hiere algunas sensibilidades» ¿Qué sensibilidades? Algunas, y ya está, ¡tócate los huevos! (con perdón); y la acusación de que han provocado el hundimiento económico de honradas familias cristianas, cuando muchas de esas empresas están creando puestos de trabajo me parece, otra vez más, pura demagogia.

Continúa diciendo el individuo que escribe la carta, que los que van a asistir a la JMJ son muy afortunados, porque en pleno mes de agosto, (es conocido por todos que en Agosto la intensidad del tráfico es infernal y que no hay modo de circular por el centro debido a que es en ese mes precisamente cuando todos los madrileños trabajan y cogen sus automóviles para desplazarse a todas horas y a todos lados por el centro de la capital) van a cortar el tráfico, ¡que osadía!
Y aquí vuelve a emplearse la demagogia, eso en Madrid es muy difícil, porque no es nada favorable a manifestaciones multitudinarias, vaya vaya vaya, el 15 de Mayo hubo una manifestación en Madrid, creo recordar, donde se cortó el tráfico; las manifestaciones contra la guerra de Irak, el Prestige, contra el terrorismo (estas mira tú por donde a veces encuentran más dificultades), las del Orgullo Gay (aunque el individuo diga que no), han tenido lugar y se ha cortado el tráfico y no se les ha puesto trabas. Pero el susodicho dice que sí, sin aportar ninguna fuente y, de nuevo, se queda tan ancho. Por cierto, no recuerdo muy bien pero creo que hasta hace bien poco había algo en la puerta del Sol, ilegal por cierto, a lo que muchas trabas creo que no se le pusieron.

Se cita a Pablo Blanco al que no conozco, y según el redactor de la carta, este biógrafo, que no portavoz, del Papa dice que Benedicto que convoca a los jóvenes comprometidos y no a los indignados. Creo, al igual que el individuo que escribe, que tanto unos como otros están comprometidos, pero el nivel de compromiso no creo que sea el mismo a nivel religioso, y puede que ese compromiso fuera al que se refiriese Pablo Blanco no lo sé, pero es algo que planteo.

Y llegamos al final de la carta, donde el susodicho individuo hace un esfuerzo mayor en ser demagogo y en mezclar churras con merinas, dice que respeta la libertad religiosa, y a continuación crítica lo que defiende la religión católica, además de demagogo se contradice. Señor redactor de la carta, ¿No entiende que el Papa y la Iglesia Católica no impone nada? ¿Pretende usted coartar su libertad de expresión y de pensamiento con esta carta? ¿Qué ofensa puede producir que alguien exprese su doctrina libremente y sin tratar de imponerla a nadie?

Y la bomba final, mezclar, con escrupulosa mala fe, el Evangelio con los execrables actos que han cometido unos sacerdotes. Señor redactor, ni todos los alemanes eran nazis, ni todos los curas son pederastas, es hacer uso de la demagogia más barata lo que usted hace en su párrafo final.

Por lo que se refiere a la recomendación de visitar las parroquias alejadas del centro y el poblado de Cañada Real, a buen seguro que, al igual que los jóvenes de todas las parroquias de España, están invitados a acudir al encuentro con el Papa.

Reitero nunca he leído tanta demagogia junta en tan pocas palabras.