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¿Aborto vs. SIDA?

Ayer, día mundial contra SIDA, el Parlamento Europeo aprobó una propuesta de resolución para hacer frente a esta enfermedad. Quién tenga interés en leer dicha propuesta puede hacerlo pinchando aquí. Independientemente de todas las recomendaciones que se hacen en la propuesta que nos ocupa, hay una que es, cuanto menos, polémica. Está casi al final de la propuesta, y se menciona entre una serie de recomendaciones, como si se quisiera pasar de puntillas sobre algo tan serio. Cito: “Pide a la Comisión y al Consejo que aseguren el acceso a servicios, informaciones y suministros en materia de salud sexual y reproductiva amplios y de calidad; considera que estos deberían cubrir, entre otras cosas, asesoramiento confidencial y voluntario y pruebas de detección y tratamientos para el VIH y todas las enfermedades de transmisión sexual; prevención de embarazos no deseados; acceso igual y asequible a los anticonceptivos, incluida la contracepción de emergencia; aborto seguro y legal, incluidos los cuidados post-aborto; cuidado y tratamiento para prevenir la transmisión vertical del VIH, incluidas las parejas y los niños;

De forma que el Parlamento Europeo viene a decir que considera que dentro de los suministros en materia de salud reproductiva se encuentra, nada más y nada menos, que el aborto. Y si bien no lo dice directamente, indirectamente incluye el aborto como un medio para luchar contra el SIDA. Y además, antepone la medida del aborto al “cuidado y tratamiento para prevenir la transmisión vertical del VIH, incluidas las parejas y los niños”.

Esta propuesta me parece escandalosa.

Dejando a un lado mi postura sobre el aborto, la cual creo que quedó bien fijada en el post inaugural de este blog, que se plantee el aborto como medida para luchar contra el SIDA es algo que debería alarmar a todos los europeos. Esto es nada más y nada menos que un paso muy significativo hacia la eugenesia, es decir, aplicar métodos biológicos para perfeccionar nuestra especie. Y no estoy exagerando.
Vamos a pensar que en lugar de promover el aborto como medida para luchar contra el SIDA el Parlamento Europeo planteara la esterilización de los seropositivos. Probablemente se hubiera puesto el grito en el cielo y con razón. Sin embargo, se plantea el aborto como medida para luchar contra el SIDA y pasa casi desapercibido. ¿Por qué el niño que va a nacer con SIDA puede ser abortado? ¿Tiene alguna lógica que se luche contra el SIDA de esta manera? ¿Por qué se antepone el aborto al tratamiento para prevenir la transmisión vertical del VIH? Yo no veo otra lógica que la de financiar las clínicas abortistas (y puedo presumir porqué se las financia pero no puedo acusar sin pruebas); y, por otro lado, tratar de seguir dirigiendo a la sociedad para que vea el aborto como algo que no es; para que la sociedad olvide que el aborto es un asesinato; en definitiva para que el aborto sea aceptado socialmente.

Sin embargo, si prospera esta medida, esta barbaridad, hemos de ser conscientes de lo que puede venir detrás. Que el aborto se plantee como medida para luchar contra el SIDA puede significar que vaya a plantearse como medio para luchar contra cualquier enfermedad que se transmita genéticamente. Pero esto no es luchar contra la enfermedad, esto se llama EUGENESIA. Esto es lo que propugnaba Adolf Hitler para alcanzar la pureza de la raza aria. Esto es lo que permitiría que si un niño fuera a nacer con Síndrome de Down o con cualquier malformación, por ese simple hecho, pueda ser abortado.

Me podéis tildar de exagerado, pero a mí, lo que me parece exagerado es que existiendo infinidad de medios para luchar contra el SIDA, que no vulneran los derechos de ningún ser, se plantee el aborto como medida para luchar contra esta enfermedad.

Tengo la suerte de conocer a una chica de 25 años, que es madre, que goza de muy buena salud. Esta chica es hija de una seropositiva. Y sí, habéis leído bien, tiene 25 años. Hace 25 años no había los medios que existen ahora para evitar el contagio de la madre al feto, y esta chica nació sin VIH. Parece que los parlamentarios europeos prefieren apostar por la vía del aborto en lugar de la vía de la vida. ¿Cuál preferís vosotros?

Sin duda este tema tiene muchísimas más connotaciones, pero no quiero extenderme. Creo que el mensaje está claro. Tenemos los medios y tenemos los recursos, os recuerdo que estamos hablando de Europa, no del tercer mundo. Plantear la muerte como la lucha contra la enfermedad teniendo la capacidad de combatirla desde la vida es algo absolutamente ilógico. Sólo puede entenderse desde una lógica, la del dinero, la de abaratar costes. Sin duda un feto sin vida es más económico que los medicamentos que permiten a un seropositivo hacer una vida normal; Sin duda un feto sin vida es mucho más económico que el tratamiento que es necesario para que la madre no transmita verticalmente la enfermedad al feto. Yo me opongo radicalmente a esto, es más si llega el caso me rebelaré contra esto. Estoy en contra de la lógica del dinero, soy un defensor de la vida, tanto de la sana como de la enferma. En mi mano está, como ser humano, ayudar al enfermo, defenderle y apoyarle. Con mayor razón aún si ese enfermo no tiene medios para luchar por sí sólo porque aún no se ha desprendido del seno materno, éste es el más indefenso de todos y al que debemos proteger con todas nuestras fuerzas. Es la vida, y no el dinero, lo que da sentido al mundo. Sin vida no habría mundo, ni tampoco habría derechos por los que luchar. Sin vida no habría nada de nada, y parece que, a veces, no somos lo suficientemente conscientes de ello.

 

Me llamo Mundo

Otoño, preludio del invierno, estación fría y desapacible con treguas de sol y calor. Las gotas de agua se estrellan contra el cristal, el limpiaparabrisas cumple su cometido y las aparta; conduzco, suena un conocido éxito musical en el coche, pero no lo escucho. No se hacia dónde me dirijo, tampoco sé dónde me encuentro exactamente. Detengo el coche. Abro los ojos. Veo un cielo gris, amenazador, las gotas siguen estrellándose contra el cristal y el parabrisas, mecánicamente las aparta, izquierda y abajo, plis plas.

Abro la puerta y bajo del coche, las gotas de lluvia empapan mi cara, resbalan por mis mejillas y caen al suelo, se entremezclan con mis lágrimas. No sé por qué lloro. Cierro los ojos. Respiro hondo.

Invierno, preludio de la primavera, estación muy fría, no hay tregua. Las huellas sobre la nieve se desdibujan a medida que los copos van cayendo del cielo. El camino está impracticable. No puedo pasar. Los copos de nieve se deshacen al entrar en contacto con las lágrimas que resbalan por mis mejillas. No sé por qué lloro. No sé dónde estoy. Subo al coche, doy marcha atrás y vuelvo por donde vine. Regreso, no sé a dónde.

Otoño, preludio del invierno, estación fría y desapacible con treguas de sol y calor. La primavera y el verano han hibernado. La alegría y la pasión se han ido. ¿Volverán? No lo sé. Creo que por eso lloro.

Sigo conduciendo. Las gotas siguen estrellándose contra el cristal, y el parabrisas las sigue apartando . Ya no suena ninguna música. Tan sólo se escucha un sonido, el de las gotas contra el cristal. Abro los ojos, el cielo sigue gris y amenazador. Los vuelvo a cerrar. Sigo conduciendo. No sé dónde estoy. No sé a dónde voy. Por cierto, me llamo Mundo.

Nadie a quien votar.

Faltan algunos días para las elecciones generales, y sinceramente no sé a quién voy a votar. Lo que sí tengo claro es a quién no voy a votar.

No voy a votar, en primer lugar, al Partido Socialista Obrero Español. La razón es muy simple, lleva casi ocho años en el gobierno; bajo mi punto de vista, la situación en la que se encuentra actualmente nuestra nación se debe a la nefasta gestión Rodríguez Zapatero y su Gobierno. Es verdad que el candidato ya no es Zapatero, ahora es Rubalcaba, savia “nueva”. Un candidato que lleva varios años en el gobierno y del que ya hablé en un post anterior. No me inspira confianza ni Rubalcaba, ni sus propuestas, ni tampoco el Partido Socialista, partido que tiene el dudoso honor haber dejado una tasa del 20% de paro en el 96 y de que hayamos alcanzado una tasa de paro del 22% en 2011. En resumen no votaré al partido del paro.

En segundo lugar, tampoco voy a votar al Partido Popular. En este caso las razones son más complejas. He de admitir que algunas de las propuestas de su programa electoral me seducen. De hecho considero que es el partido que más indicado para sacarnos del agujero en el que estamos. Sin embargo considero que, en estos momentos, mis principios deben estar por encima de mi pragmatismo (algún amigo mío se reirá al leer esto); me explico. El Partido Popular tiene propuestas interesantes en materia económica y social. Sin embargo, al igual que al PSOE, no le interesa nada cambiar el imperfecto sistema democrático que padecemos. Hace algunas semanas hablaba del cáncer de la democracia española, allí podéis acudir para entender a qué me refiero.
Por otro lado hay cosas que no puedo entender, y como me niego a comulgar con ruedas de molino, no voy a dar mi voto a esta formación. Entre estas cosas está el que Ignacio Uriarte, condenado por el Tribunal Supremo por conducir borracho, vaya en listas, y encima por Valencia, cuando es madrileño. Esto es algo que no entiendo, que no se ha explicado y no pienso dar mi voto para que ese sujeto sea diputado. Probablemente lo será pero sin mi voto.

No voy a votar a UPyD. Esta podría ser una alternativa lógica. Pero no me convence ni su candidata ni alguna cosa que han hecho. Su candidata no me convence porque, si bien es verdad que todos pueden cambiar, también es verdad que se tiene que demostrar. Y no me parece que demuestre ese talante democrático de que presume y ese afán de cambio que pregona cuando rechazó coaligarse con Ciudatans para concurrir a las elecciones generales y plantear una tercera vía. Las razones de ese rechazo, bajo mi punto de vista, son claras: Albert Rivera podía haber restado mucho protagonismo a Rosa Díez y eso podía permitirlo. De modo, que como tantos otros, antepone su interés al de los demás. No voy a votar a UPyD porque ha frustrado mi intención de votar al político que a mi juicio es el más decente de todo el panorama nacional, Albert Rivera. Y no porque me haya privado de esa posibilidad y me vengue no votando a UPyD, sino por las razones por las cuales lo ha hecho. Razones, que si bien no han sido aireadas por Ciudatans, son bastante obvias.

No voy a votar a Izquierda Unida. Ni voy a votar a ninguna formación nacionalista. En conclusión, no tengo ni pajolera idea de a quién dar mi voto. Probablemente no vaya a votar, de la manera que lo veo creo perderé mi tiempo, y la verdad no me sobra. Si finalmente lo hago puede que meta en un sobre papeletas de todas las formaciones o escriba en la que elija: QUIERO QUE LAS COSAS CAMBIEN DE VERDAD.

El problema es que nos tienen atados de pies y manos y ahora mismo es más importante salir de la crisis que tener un sistema democrático saludable, como consecuencia de ello ganará el PP, y puede que salgamos de la crisis, pero de sólo de la económica. Crisis económica cuyo origen, probablemente se encuentre en la crisis sistémica que padecemos y que debemos luchar por erradicar. Las formaciones políticas no son la llave, son los movimientos sociales de presión los que pueden crearla, pero de eso aquí tenemos muy poco, y de lo que hay algunas cosas abochornan. Es una pena, pero es la realidad que nos toca vivir, yo lucharé por cambiarla, ¿y tú?.

Carta urgente al impagable juez Del Olmo

Me ha llegado un correo electrónico con esta simpática carta dirigida al Juez del Olmo, espero que os guste:

«Estimado juez Del Olmo: Espero que al recibo de la presente
esté usted bien de salud y con las neuronas en perfecto estado de
alerta como es habitual en Su Señoría.

El motivo de esta misiva no es otro que el de solicitarle
amparo judicial ante una injusticia cometida en la persona de mi tía
abuela Felicitas y que me tiene un tanto preocupada. Paso a exponerle
los hechos:

Esta mañana mi tía abuela Felicitas y servidora nos hemos
cruzado en el garaje con un sujeto bastante cafre que goza de una
merecida impopularidad entre la comunidad de vecinos. Animada por una de las
últimas sentencias de su cosecha, que le ha hecho comprender la utilidad
de la palabra como vehículo para limar asperezas, y echando mano a la
riqueza semántica de nuestra querida lengua castellana, mi querida tía
abuela, mujer locuaz donde las haya, le ha saludado con un jovial «que
te den, cabrito».

Como una hidra, oiga. De poco me ha servido explicarle que la
buena de la tía abuela lo decía en el sentido de alabar sus grandes
dotes como trepador de riscos, y que en estas épocas de recortes a
espuertas, desear a alguien que le den algo es la expresión de un
deseo de buena voluntad. El sujeto, entre espumarajos, nos ha soltado
unos cuantos vocablos, que no sé si eran insultos o piropos porque no
ha especificado a cuál de sus múltiples acepciones se refería, y ha
enfilado hacia la comisaría más cercana haciendo oídos sordos a mis
razonamientos, que no son otros que los suyos de usted, y a los de la
tía abuela, que le despedía señalando hacia arriba con el dedo corazón
de su mano derecha con la evidente intención de saber hacia donde
soplaba el viento.

Como tengo la esperanza de que la denuncia que sin duda está
intentando colocar esa hiena -en el sentido de que es un hombre de
sonrisa fácil- llegue en algún momento a sus manos, le ruego, por
favor, que intente mediar en este asunto explicándole al asno
-expresado con la intención de destacar que es hombre tozudo, a la par
que trabajador- de mi vecino lo de que las palabras no siempre
significan lo que significan, y le muestre de primera mano esa
magnífica sentencia suya en la que determina que llamar zorra a una
mujer es asumible siempre y cuando se diga en su acepción de mujer
astuta.

Sé que es usted un porcino -dicho con el ánimo de remarcar
que todo en su señoría son recursos aprovechables- y que como tal,
pondrá todo lo que esté de su mano para que mi vecino y otros
carroñeros como él -dicho en el sentido de que son personas que se
comen los filetes una vez muerta la vaca – entren por el aro y
comprendan que basta un poco de buena voluntad, como la de mi tía
abuela Felicitas, para transformar las agrias discusiones a gritos en
educados intercambios de descripciones, tal y como determina usted en
su sentencia, convirtiendo así del mundo un lugar mucho más agradable.

Sin más, y agradeciéndole de antemano su atención, se despide
atentamente, una víbora (evidentemente, en el sentido de ponerme a sus
pies y a los de su señora).»

No sé quien es la autora, y por tanto no puedo citarla, pero mi enhorabuena porque la carta está genial!