La victoria de Trump ha supuesto un verdadero shock para nuestra alienada existencia. Los medios de comunicación han distorsionado la campaña americana de tal manera que a muy pocos nos ha sorprendido la victoria de Donald Trump. Incluso mencionar hace tres semanas encuestas que daban a Trump posibilidades de victoria era algo que escandalizaba a amigos míos americanos.
Haciendo un análisis de todo lo que hemos presenciado estos intensos meses de campaña electoral yankee uno llega a la conclusión de que Hillary no era, para la mayoría de los americanos, la princesa que todos los medios de comunicación decían que era. Y, a pesar de tener todo a su favor, de haber reducido casi al mínimo los escándalos que ha protagonizado como Secretaria de Estado o de haber contado con el más apoyo claro apoyo que se haya visto en la historia por parte de un Presidente saliente, Trump ha salido victorioso.
Donald Trump era ese individuo del que todos recordamos haber oído su nombre en alguna película o serie americana. La mayor de las veces se le presentaba como alguien que era una buena referencia y que, de la noche a la mañana, pasó a ser un populista -os dejo el ejemplo de película Die Hard 3 (1995) donde, por cierto, también se predice que Hillary llegará a ser Presidenta, aunque finalmente eso no ha ocurrido-. Ese populista, misógino, racista, fascista… ha protagonizado -según sus propias palabras tras haber ganado las elecciones- ‘una dura y sucia campaña electoral’ donde finalmente se ha alzado con la victoria.
Cuando leía la prensa estos últimos meses la imagen que se trasladaba de Trump era obvia: Alguien como él no podía ser presidente de los EE.UU. Pero ¿ha habido suficiente base para decir que eso era así? ¿Por qué no se decía lo mismo de Hillary? El único que lo dijo fue, precisamente, Trump y tal vez eso es lo que le haya otorgado la victoria final. Tal vez haya sido el fervor y el tesón que han puesto la mayoría de los medios de comunicación en presentar a Hillary como la buena y a Trump como el malvado que el discurso anti-establishment de éste último recibiera un espaldarazo no indeseado. Parece que se hubiera generado una duda razonable en el electorado americano acerca de si realmente el poder de Hillary y su entorno era tal que precisamente por ello Trump era vilipendiado constantemente y ella presentada como la mejor opción para el electorado y para el futuro del mundo. El celo mostrado en pro de una y en contra de otro ha tenido un efecto no deseado e inesperado a la vista de las reacciones que estamos viendo en el día de hoy.
Mi conclusión es que Trump ha sido presentado a la opinión pública como el patito feo -la mayoría de las veces como un ogro- y sólo el futuro nos revelará si ese patito feo se convierte en el cisne blanco del cuento o resulta ser un cisne negro.