Hoy he tenido la oportunidad de asistir a la presentación del último libro de Jeremy Rifkin: La sociedad de coste marginal cero.
Había oído muy poco acerca de Rifkin, fue antes del verano cuando me hicieron llegar un libro suyo, la era del acceso, que empecé a leer hace tres días. La era del acceso está escrito hace más de diez años y al leerlo hoy te das cuenta de que realmente estás leyendo a un visionario. Pero no un visionario cualquiera, sino uno de esos que fundamenta y apoya sus previsiones en la contundencia de los datos.
Hay que reconocer que la evolución de Rifkin de entonces hasta ahora es algo polémica y apuesto a que muchas cosas de las que ha dicho hoy no las hubiera dicho entonces. El caso es que lo que yo he escuchado hoy me ha dado mucho que pensar. Voy a tratar de compartir algunos de esos pensamientos con vosotros.
En primer lugar Rifkin ha aludido a aquello que él enseña en Pensilvania en la Universidad de Wharton a los futuros directivos: Hay que encontrar y emplear la última tecnología, de modo que ésta te permita reducir el coste marginal que supone la producción de unidades adicionales y de esta manera incrementar los beneficios. Este fundamento básico de la economía capitalista, dice Rifkin, está en proceso de desaparición. ¿Por qué? Rifkin distingue tres cuestiones que son determinantes para que se produzca la tercera gran revolución en el mundo de la economía:
– La primera es la energía: Rifkin ha hecho un potente alegato a favor de las energías renovables denostando los combustibles fósiles y dejando caer que el fracking es una burbuja. Ha puesto como ejemplo lo que ocurre en las cooperativas de energía en Alemania, defendiendo que gracias a éstas los costes de la energía se pueden reducir a cero y que además la interconexión que se produce entre estas cooperativas facilita la intercomunicación vía web, a través de las redes que se crean. La visión sería la de pequeños cientos miles de generadores (cada una de las casas pertenecientes a las cooperativas) de energía eólica y solar produciendo energía y destinando la sobrante a la red para aprovisionar el resto de las instalaciones. Defendiendo que ello es factible en base a que, al igual que ocurrió con los PC’s, las células fotovoltaicas y los molinos eólicos están disminuyendo su coste de manera exponencial.
– La segunda es la comunicación: Igual que hace algunos años la industria discográfica sufrió el embate de las descargas de música gracias a que millones de jóvenes la compartían en la red, Rifkin sostiene que eso mismo está ocurriendo con los medios de comunicación o con la televisión, gracias a que millones de jóvenes comparten lo que ven, lo que saben o sus opiniones en un blog como el que estáis leyendo ahora, y gracias a que otros tantos, sin copyright ni nada parecido, suben sus videos a Youtube.
– La tercera y última cuestión es el transporte: Uber es el primer caso, Blablacar para muchos de nosotros es más conocido. Para hacernos una idea, por cada coche que se comparte se dejan de producir quince. Hay dos billones de coches, incluidos camiones y autobuses en nuestro planeta, Rifkin defiende que dentro de unos treinta años nadie conducirá. Las carreteras inteligentes y los coches eléctricos conformaran el panorama automovilístico.
Todo ello, es decir lo referente a las tres cuestiones apuntadas, cuando el 100% de la raza humana esté conectada a la red, actualmente se encuentra conectada un 40%. Además gracias a más de 100 trillones de sensores (a día de hoy hay 14 billones) que nos conectaran tanto a la naturaleza como a cualquier “cosa” que tenga internet. El internet de las cosas es otro elemento clave para que se produzca la revolución de la que habla Rifkin. Estos sensores permitirán no sólo saber dónde se necesita regar o reparar alguna cosa, sino que además permitirán recopilar multitud de datos (el famoso Big Data) que a su vez permitirá calcular los algoritmos más idóneos para reducir al máximo costes, tanto de energía como de producción, resultando, si tenemos en cuenta todo lo dicho, que el coste marginal de la producción será cero.
Teniendo presente que dejaremos de ser consumidores y pasaremos a ser “prosumidores” gracias a las nuevas tecnologías y a las impresoras 3d. El conocimiento estará en todas partes porque todo estará conectado de manera transparente e inmediata. En este punto Rifkin ha aludido a que sería deseable que ello fuera con respeto a la privacidad y sujeto a ciertos parámetros legales. Algo que resulta ciertamente complicado de verificar, pero que no debería impedir que siguiéramos avanzando en la dirección que apunta Rifkin.
Ha concluido Rifkin señalando que en lugar de las estructuras verticales de los grupos empresariales nacidos de la revolución industrial la estructuras serán horizontales, de manera que se producirá el fenómeno de la “sharing economy” dando paso a lo que él ha llamado la democratización de la economía, naciendo por primera vez, desde que aparecieron, una alternativa real al capitalismo y al socialismo.
He querido compartir todo esto con vosotros pero creo que no he dejado espacio para mis pensamientos al respecto. Es probable que los comparta pronto con vosotros porque de lo que ha dicho Rifkin hay mucho en lo que pensar. Y es verdad que uno puede llegar a la conclusión de que algo así es una mera utopía o materialmente imposible si no entran en juego factores que impulsen esta revolución.
Antes de concluir señalar que este tipo de iniciativas se están dando en la práctica, tanto en Alemania y Dinamarca como en China, donde un viceministro leyó su libro por casualidad y decidió impulsar estas medidas después de comprar 5.000 ejemplares de su anterior libro y repartirlo entre todos sus funcionarios. Mariano Rajoy también tiene noticias de las propuestas de Rifkin ¿sus pensamientos al respecto? Que todo esto es magia y teatro. Suena un poco a eso, no nos engañemos, pero ¿qué hubiera pensado un campesino de la edad media si le hubiéramos hablado de un tractor o de una segadora industrial?