“No other force is likely to shape the future of national economic health, public finances, and national policies as the irreversible rate at which the world’s population is growing older” Standard and Poor’s, Global Aging Report 2010.
Es probable que no hayas percibido que la población envejece si, como yo, naciste hace treinta años. No es fácil percibir ese tipo de cosas con una experiencia de vida tan corta. Sin embargo, si uno acude a las estadísticas aprecia que España, así como toda Europa y Norteamérica tiene un problema demográfico: El rápido envejecimiento de la población.
En una reciente conferencia impartida por George Magnus, un economista independiente que asesora a múltiples entidades financieras, éste refirió cinco claves que voy a trasladaros. Os recuerdo que estamos hablando a nivel global:
1. La media de niños en relación con los ancianos cada vez es más reducida. Actualmente hay 3 niños por cada anciano. Sin embargo, hacia 2040 (en 25 años), se calcula que habrá más ancianos que niños.
Es frecuente pensar que esto se deberá principalmente al envejecimiento en los países desarrollados, sin embargo, las predicciones muestran que a partir de 2040 un fenómeno similar al que se está produciendo en esto países también comenzará a producir en los países emergentes. Hay dos excepciones notables: Rusia y China, donde el envejecimiento previsto no se producirá del mismo modo.

2. “La epidemia de las enfermedades no contagiosas”. Una de las consecuencias del rápido envejecimiento de la población y una mayor esperanza de vida es un cambio significativo en las enfermedades y cómo éstas van a afectar a la industria farmacéutica y a la investigación científica. La OMS estima que para 2030 la mayor causa de incapacidad en el mundo será la depresión. Pero en general, como revela el gráfico, el envejecimiento de la población va a dejarse notar en cómo las distintas enfermedades afectan a la humanidad.
3. El envejecimiento va a ser más rápido en los países emergentes. Es significativo que mientras Francia ha tardado casi un siglo en doblar el número de habitantes que tienen 60 años. Países emergentes como Brasil o Turquía apenas van a tardar 20 años.
Dice Magnus que aquí se encuentra cabida el mantra “Hacerse viejo antes que hacerse rico”. El mayor problema que supone este hecho es que los países emergentes cuentan con mucho menos tiempo para poder desarrollar un sistema financiero y de seguridad social que permita lidiar con los problemas del envejecimiento y la dependencia de los mayores.
4. En los países anglosajones el ratio de dependencia de los mayores de 65 años en menor que en otros países desarrollados. Mientras que en países como Japón, España o Italia se espera que este ratio aumente rápidamente. En estos últimos, por desgracia, se espera que descienda de los 3 trabajadores por mayor de 65 años hasta los 1,5 trabajadores. En los países anglosajones, el descenso se producirá desde los 4/5 trabajadores de hoy hasta los 2/2,5 trabajadores por mayor de 65 años. La causa está, según el economista, en mayores índices de fertilidad y una política de inmigración más abierta.
Este problema se da en mucha menor medida en los países emergentes. India es el mejor ejemplo, con un tercio de su población por debajo de los 14 años. Pero, aquí de nuevo, hay excepciones significativas, como Brasil, México o Turquía, donde se prevé que el número de trabajadores se reduzca rápidamente como consecuencia del envejecimiento de la población.
5. Consecuencia de todo ello es que cada vez es más difícil explotar el dividendo demográfico. El dividendo demográfico es la fase que se da cuando la dependencia de la infancia queda atrás y la población en edad de trabajar comienza a incrementarse, justo antes de que la población comience a envejecer. Es en este preciso momento cuando el factor del ratio de dependencia de los mayores de 65 años entra en juego y ese dividendo demográfico, representado por una mayor cantidad de ingresos, ahorro, inversiones, queda lastrado y crece a un menor ritmo.
Estas cinco claves me llevan a concluir que el problema demográfico que puntualmente se debate en los países desarrollados y que suele concluir con el tópico de “Cuando la población envejezca las políticas migratorias serán más abiertas y eso compensará la balanza” en realidad es una esperanza vana. No sólo porque a medida que transcurra el tiempo el ratio de dependencia se incrementará hasta puntos insostenibles, que ahuyentaran cualquier movimiento migratorio; sino porque también ese ratio de dependencia amenaza con incrementarse en la mayor parte de los países emergentes.
Si ya es preocupante que la ONU prevea una población mundial de 11.000 millones de habitantes para mitad de siglo, que a partir de 2040 esa población esté conformada por un mayor número de ancianos que de niños, resulta cuanto menos, inquietante. La trascendencia que, sin lugar a dudas, va a tener este fenómeno en la economía y en las políticas que se adopten de aquí en adelante debería hacernos reflexionar hacía donde queremos que se orienten nuestras aspiraciones y qué actuaciones cabe poner en marcha para que éstas puedan ser satisfechas. Tomar conciencia del problema demográfico a nivel social podría ser la primera.
Fuente: Bussiness Insider