En muchas ocasiones aun sabiendo lo que queremos preferimos cosas que, aunque no las queremos tanto, no cuestan menos trabajo, nos divierten o nos distraen más. Éstas pueden llevarnos por caminos que nos alejen de nuestro objetivo primordial y para cuando queremos darnos cuenta ya estamos demasiado lejos de él y renunciamos. Nos ponemos otro objetivo y dejamos de lado el primero.

Rectificar es de sabios. Pero rectificar no es ser una veleta y dejarse guiar por los vientos del deseo o de la irresponsabilidad.

En otras muchas ocasiones pensamos que nuestro objetivo no tiene por qué verse afectado por cosas que consideramos intrascendentes o incluso consustanciales a nosotros mismos. Pero el tener la capacidad de moderarnos y limitar nuestros caprichos es lo que permite que alcancemos nuestros retos.

Los que me conocen, y principalmente a ellos va dirigido este post, saben que mi objetivo es realmente duro. He llegado al punto en que creo que tengo que ir un poco más allá en lo que a mis límites, que ya son bastante duros, se refiere. Creo que es el único recurso que me queda para alcanzar mi objetivo. Por así decirlo es mi último cartucho. Después nadie podrá decir que no lo intenté hasta el final. Aunque siempre habrá quien diga que si lo hubiera hecho así desde el principio quizás ese objetivo lo habría alcanzado antes.

El hecho es que uno toma las decisiones cuando considera que es el mejor momento. Sólo el tiempo dirá si fueron las acertadas.

Sin fijar ninguna fecha para mi vuelta me despido de todos vosotros. Ha sido todo un placer.

FGMD.