Transopacidad.

Transopacidad o Transpacidad es un nuevo término que he inventado y que juzgo válido para calificar la política del PP en sus primeros meses de gobierno, si bien cabe extenderlo a muchas de las cosas que vemos todos los días.

En primer lugar cabe hacer referencia al anteproyecto de ley de transparencia promovido por el gobierno, y es que tiene un borrón considerable, la Casa Real. No quiero hacer leña del árbol caído, en este caso tronchado porque aún aguanta en pie, pero los argumentos para que en la citada ley no quede comprendida la monarquía son pobres. Sin embargo creo que es conveniente hacer una breve reflexión sobre este tema, dirigida a todos aquellos que consideran más que suficientes los argumentos que se ofrecen para excluir a la Casa Real de la ley de transparencia.
Corre el año 2012, no el 1112, la humanidad ha alcanzado múltiples logros, fruto de sangre, guerras, y esfuerzo de muchos. Uno de ellos se proclama en la Carta Universal de los Derechos Humanos, la igualdad. Si alguien se cree en igualdad de condiciones que el Rey, el Príncipe o cualquier miembro de la Familia Real, sin pertenecer a la misma, que me cuente los días que veranea en Miravent o a cuántas olimpiadas ha ido a costa de los españoles.
Este hecho consigue que un hito tan importante como es regular la fiscalización de la Administración Pública por parte de los ciudadanos quede en un segundo plano y no se valore en su justa medida. Es una lástima.

El término Transopacidad (prefiero éste a transpacidad por una mera cuestión fonética) también es aplicable a la actuación del líder del PP y actual Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, proclama que las cosas se solucionan diciendo la verdad, en referencia al tremendo agujero que existe en nuestras entidades financieras, y el propio Mariano Rajoy remite la depuración de responsabilidades de los dirigentes de dichas entidades a una subcomisión a puerta cerrada del Congreso de los Diputados, creada por Zapatero en connivencia con el PP en la anterior legislatura (ya podemos imaginar todos porqué). En efecto decir la verdad es abogar por la transparencia, pero ocultar o tratar de minimizar la responsabilidad de aquéllos que con sus desmanes han agravado la situación que vivimos no es ser transparente, es ser opaco, como el hormigón.

Lo mismo podemos decir de lo que ha ocurrido con el Presidente del CGPJ, cuya comparecencia ante el Congreso de los Diputados ha sido rechazada por el Partido Popular. Con arreglo a la ley no puede decirse que el Juez Dívar haya cometido irregularidades, pero gracias a actuaciones como la suya hoy nos encontramos que los miembros que conforman el tercer poder del Estado de Derecho, el judicial, son los profesionales públicos peor valorados por los españoles. Esto es algo gravísimo.
Claro que, habida cuenta de actuaciones como las de nuestro Tribunal Constitucional que no sólo se demora años en dictar sus resoluciones, sino que cuando las dicta son puestas en entredicho por una gran parte de la sociedad española, y habida cuenta de la cantidad de información bajo secreto de sumario que se filtra a los medios de comunicación, entre otras barbaridades, no es de extrañar, para nada el dato que hoy se nos revela.

Transopacidad es tratar de solucionar la crisis a golpe de Decretos-Leyes con múltiples Disposiciones Adicionales con el objeto que los juristas conocemos y que la gran mayoría de los ciudadanos desconoce.

Transopacidad es decir que las Comunidades Autónomas están cumpliendo las previsiones de déficit, cuando previamente se les han anticipado ingresos y así disfrazar la realidad.

Por último transopacidad es decir que España no va a ser rescatada pero saber que lo más probable es que lo sea e inspirar en la ciudadanía una animadversión hacia aquello que desconoce o no conoce bien. Transopacidad es decirle a los medios de comunicación afines que dibujen a una España víctima de los mercados, de la prensa extranjera internacional y de la inclemencia de Merkel y de los alemanes.
Es querernos hacer creer que las medidas adoptadas han cercenado el gasto público de raíz.

El problema es que la mayoría de la sociedad ignora, o quiere creer lo que se nos dice. Unos creen lo que dice el gobierno, otros creen lo que dice la oposición y los menos sabemos que ni unos ni otros dicen la verdad, es más, sabemos que no quieren que se sepa.
Sabiendo esto manda huevos que los primeros presuman de transparencia y los otros, después de ocho años gobernando y habiendo contribuido a entretejer la tiniebla que nos rodea, ahora sí que apoyen comisiones de investigación, eso sí esperarán, no sabemos bien a qué, si a Chacón o al momento oportuno para dar el golpe de gracia al gobierno en un ejercicio de oposición responsable.

Un comentario en “Transopacidad.”

  1. Muy acertadas reflexiones. Le felicito por la claridad en la exposición.
    Esta costumbre tan verácula de ‘mediocrización de los conceptos’ también la podemos ver en otros como liderazgo, equipo, coaching, productividad, competitividad, eficiencia, trabajo en equipo, responsabilidad y un angustiante etcétera.

    Y, como bien usted dice en el post, no es exclusivo este vicio de una marca política concreta sino una huella cultural tan nuestra como la bandera o como la tortilla de patatas.

    Un saludo.

    Un saludo.

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