Faltan algunos días para las elecciones generales, y sinceramente no sé a quién voy a votar. Lo que sí tengo claro es a quién no voy a votar.
No voy a votar, en primer lugar, al Partido Socialista Obrero Español. La razón es muy simple, lleva casi ocho años en el gobierno; bajo mi punto de vista, la situación en la que se encuentra actualmente nuestra nación se debe a la nefasta gestión Rodríguez Zapatero y su Gobierno. Es verdad que el candidato ya no es Zapatero, ahora es Rubalcaba, savia “nueva”. Un candidato que lleva varios años en el gobierno y del que ya hablé en un post anterior. No me inspira confianza ni Rubalcaba, ni sus propuestas, ni tampoco el Partido Socialista, partido que tiene el dudoso honor haber dejado una tasa del 20% de paro en el 96 y de que hayamos alcanzado una tasa de paro del 22% en 2011. En resumen no votaré al partido del paro.
En segundo lugar, tampoco voy a votar al Partido Popular. En este caso las razones son más complejas. He de admitir que algunas de las propuestas de su programa electoral me seducen. De hecho considero que es el partido que más indicado para sacarnos del agujero en el que estamos. Sin embargo considero que, en estos momentos, mis principios deben estar por encima de mi pragmatismo (algún amigo mío se reirá al leer esto); me explico. El Partido Popular tiene propuestas interesantes en materia económica y social. Sin embargo, al igual que al PSOE, no le interesa nada cambiar el imperfecto sistema democrático que padecemos. Hace algunas semanas hablaba del cáncer de la democracia española, allí podéis acudir para entender a qué me refiero.
Por otro lado hay cosas que no puedo entender, y como me niego a comulgar con ruedas de molino, no voy a dar mi voto a esta formación. Entre estas cosas está el que Ignacio Uriarte, condenado por el Tribunal Supremo por conducir borracho, vaya en listas, y encima por Valencia, cuando es madrileño. Esto es algo que no entiendo, que no se ha explicado y no pienso dar mi voto para que ese sujeto sea diputado. Probablemente lo será pero sin mi voto.
No voy a votar a UPyD. Esta podría ser una alternativa lógica. Pero no me convence ni su candidata ni alguna cosa que han hecho. Su candidata no me convence porque, si bien es verdad que todos pueden cambiar, también es verdad que se tiene que demostrar. Y no me parece que demuestre ese talante democrático de que presume y ese afán de cambio que pregona cuando rechazó coaligarse con Ciudatans para concurrir a las elecciones generales y plantear una tercera vía. Las razones de ese rechazo, bajo mi punto de vista, son claras: Albert Rivera podía haber restado mucho protagonismo a Rosa Díez y eso podía permitirlo. De modo, que como tantos otros, antepone su interés al de los demás. No voy a votar a UPyD porque ha frustrado mi intención de votar al político que a mi juicio es el más decente de todo el panorama nacional, Albert Rivera. Y no porque me haya privado de esa posibilidad y me vengue no votando a UPyD, sino por las razones por las cuales lo ha hecho. Razones, que si bien no han sido aireadas por Ciudatans, son bastante obvias.
No voy a votar a Izquierda Unida. Ni voy a votar a ninguna formación nacionalista. En conclusión, no tengo ni pajolera idea de a quién dar mi voto. Probablemente no vaya a votar, de la manera que lo veo creo perderé mi tiempo, y la verdad no me sobra. Si finalmente lo hago puede que meta en un sobre papeletas de todas las formaciones o escriba en la que elija: QUIERO QUE LAS COSAS CAMBIEN DE VERDAD.
El problema es que nos tienen atados de pies y manos y ahora mismo es más importante salir de la crisis que tener un sistema democrático saludable, como consecuencia de ello ganará el PP, y puede que salgamos de la crisis, pero de sólo de la económica. Crisis económica cuyo origen, probablemente se encuentre en la crisis sistémica que padecemos y que debemos luchar por erradicar. Las formaciones políticas no son la llave, son los movimientos sociales de presión los que pueden crearla, pero de eso aquí tenemos muy poco, y de lo que hay algunas cosas abochornan. Es una pena, pero es la realidad que nos toca vivir, yo lucharé por cambiarla, ¿y tú?.
Interesante escrito. Creo que otro gran problema que padecemos es la crisis moral generada por el hecho de que la actual clase política española ha llegado a tal nivel de corrupción (a todos los niveles y de todos los colores), que donde deberiamos escandalizarnos, tenemos ese conformismo de quien ve que gobierne el que gobierne, mirará más por afianzarse en el poder y sacar su tajada que no por el bien común.
Gracias, Paco, antes tenía mis dudas. Y ahora……, muchas más.