Vivimos en un mundo donde la crisis financiera puede quedar como un problema menor, y en este post voy a tratar de explicar por qué.
La población mundial no para de aumentar, de acuerdo con la División de Población de la ONU hacia finales de 2011 seremos 7.000 millones de habitantes en el planeta. Y si bien esto puede plantear las típicas cuestiones de si es sostenible un número de habitantes tan grande, si hay alimentos suficientes para toda la población (y aunque los haya o los distribuimos mejor o mal lo estaremos haciendo, el caso de Somalia, a día de hoy, es de lo más significativo), o que se trata de una población cada vez más envejecida y si va a ser posible sostenerla… A mí lo que me ronda la cabeza es una cuestión distinta.
Algunas estimaciones cifran que en 2045 seremos 9.000 millones de habitantes. Yo me pregunto si para esa fecha el desarrollo tecnológico habrá conseguido alcanzar la meta de robotizar/mecanizar (aún más) la sociedad.
Es algo en lo que se piensa como un gran avance para la humanidad, y sin duda lo es, pero como todo, parece tener una pega. El desarrollo tecnológico y la correlativa inserción de las máquinas en el desempeño de actividades que actualmente realiza el ser humano, actividades retribuidas, puede dar lugar a que los puestos de trabajo disponibles sean menores. Esto es algo, que por otro lado, se viene haciendo desde la revolución industrial (hace 80 años la mano de obra necesaria para fabricar un coche era mucho mayor que la necesaria actualmente), sin embargo, la revolución ya no es industrial, sino tecnológica, y si bien en los últimos 20 años el salto ha sido espectacular, dentro de otras dos décadas (puede que algo más) los resultados pueden ser impredecibles.
Imaginemos una ciudad donde los servicios de taxi, autobús, limpieza y recogida basuras, y demás servicios básicos fueran prestados por las máquinas. Ahora extrapolemos eso a cualquier otro ámbito laboral, no del sector servicios, sino del sector industrial, donde el hombre pueda ser sustituido por una máquina (por poner un ejemplo, sería la sociedad que plantean algunos directores de cine en sus películas, como Ridley Scott en Blade Runner, o la que existía en Matrix antes de que las máquinas se revelaran contra los humanos).
Los puestos de trabajo que desaparecerían serían innumerables. Sin puestos de trabajo remunerados disponibles, no habrá ingresos para gran parte de la población, sin ingresos el poder adquisitivo de la población es menor, y por ende se retraerá el consumo, y si el consumo se retrae habrá sobreproducción, y en definitiva crisis. La cosa no parece tener vuelta de hoja, el sistema capitalista actual nos empuja hacia el consumo, pero para poder satisfacer nuestras ansias consumistas es necesario tener poder adquisitivo, y sin él se nos presenta el panorama que señalo.
Es obvio que las máquinas no podrán sustituirnos en todos los ámbitos, pero como he apuntado anteriormente, la población no para de aumentar, y si con el número de habitantes que actualmente existen en el planeta la cosa parece problemática, pensemos en el dato que he referido anteriormente.
Es curioso que muchas películas, o en muchos libros se haya planteado la cuestión de que ocurriría si las máquinas se rebelasen contra los humanos. Sin embargo, en la sociedad capitalista parece inviable que pueda tener lugar esa realidad, simplemente porque si las máquinas sustituyen al hombre en los oficios que desempeñan para obtener ingresos, sus ingresos desaparecen, y sin ingresos no es posible participar en una sociedad de consumo. Añadamos a este problema el de la superpoblación, y ya tenemos un panorama nada halagüeño para las futuras generaciones. Si bien la reflexión que acabo de exponer es genérica, en futuros post pretendo profundizar en ella, así como en posibles soluciones a esta cuestión.
Mientras tanto los dirigentes mundiales siguen preocupados por el futuro inmediato, algo que no es reprochable del todo, puesto que las cosas tienen su orden, sin un futuro inmeadito no habrá un futuro lejano; sin embargo, no estaría demás mirar hacia este futuro algo más lejano, porque salvar la situación actual para hundirnos en la próxima parada no tiene demasiado sentido.
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